02 diciembre 2006

BANCO DE CEREBROS


En una visita reciente al Museo de Ciencia en Barcelona fue impresionante ver los diferentes tipos de cerebros del mundo de los animales, presentados como joyas en escaparates. Todos estamos de acuerdo en que el cerebro es un órgano complejo de razonamiento y controla múltiples funciones. La médico Carmen Antúnez, ya nos ha enseñado imágenes del cerebro humano en dos etapas diferentes: de un recién nacido y un adulto. (Ver TEJIDO DE NEURONAS I y TEJIDO DE NEURONAS II, las dos colgadas en la blog en julio 2006). El primero ilustra el inicio de una compleja relación con el mundo mientras la segunda imagen ilustra que el adulto ha establecido un tejido denso de interrelaciones desarrolladas a lo largo de la vida.
Siendo conscientes de que hay múltiples formas de observar el cerebro, ¿cómo trabajan los científicos mientras investigan? Es decir, ¿cuáles son sus actitudes si pudiéramos observarlos?, ¿cómo guardan los cerebros?, este órgano tan valioso que almacena la historia de cada uno de nosotros. El cerebro representa una clave hacia el futuro para los investigadores del AlzheimUr. Con él, los científicos mantienen la esperanza de averiguar las señales y el desarrollo de la enfermedad. El tejido del cerebro representa un lenguaje que aún no conocemos bien, somos bastantes analfabetos. Entonces, ¿cuál sería el método? ¿podríamos ser objetivos a la hora de investigar el cerebro?
En su ensayo La dirección del tratamiento y los principios de su poder (1958), Jacque Lacan cuestiona los resultados del analista en función de “¿Quién está hablando?”. Aunque referido al método psicoanalítico, su pensamiento nos hace reflexionar sobre cómo están construidas las preguntas y en si hay una respuesta condicionada. El razonamiento nos permite distintos recorridos. En el contexto de AlzheimUr, el trabajo con memorias y el trazado del pasado del paciente suscita preguntas sobre la relación entre cerebro y emociones. ¿Qué es lo que nos hace romper a llorar? Y, después de llorar, ¿podríamos encontrar huellas en el celebro, pruebas de una reacción específica?
Entendiendo la complejidad del cerebro, el Centro de Investigación en AlzheimUr está proyectado de tal forma que trata de estimular la comunicación y de crear relaciones entre científicos, ideas y memorias con espacios privados y comunes, vistas y caminos cruzados. Los científicos pueden dialogar entre sí con miradas y gestos desde sus unidades de investigación, cruzando el área verde que las separa y ver cómo se trabaja hacia dentro, por las zonas húmedas, las de trabajo manual o en el área seca (ordenadores). Así hay siempre cierta conciencia del otro, hacia la colaboración.
Al entrar en el Centro de Investigación, los visitantes sienten inmediatamente la presencia del tesoro, los CEREBROS. Esta materia prima está guardada en un Banco de Cerebros que consiste en un sistema de unidades de estanterías deslizantes de alta densidad. El banco esta situado en una zona de recepción espaciosa y abierta, con luz indirecta que entra por los grandes ventanales y patios interiores. Por la presencia del ambiente natural, el visitante está continuamente recordando el ciclo de la vida y la noción del tiempo. La sensación ambiental de respeto y seguridad conduce a la familia del paciente a ser invitada a participar en el trabajo de la investigación y considerar la futura donación del cerebro a investigar.
Con la colaboración y el compromiso de la familia, pacientes, médicos y científicos, el Centro de la Investigación se transforma en un complejo sistema de conexiones que con el tiempo será denso, como el tejido de las relaciones del sistema nervioso de un adulto maduro.

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